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Cómo ayudar a tus hijos a superar los problemas con el habla

Los pájaros cantan, la tele suena, y tu hijo acaba de llegar directo desde la guardería o el cole. Mientras te cuenta acelerado su emocionante día te fijas en que a veces se queda a la mitad de una palabra, con la boca abierta, y sin conseguir sacar el sonido que busca. "¿Qué es lo que pintaste?" "Una cc...asa". Llevas un rato dándote cuenta de ese tropiezo. Pero, bueno, al fin y al cabo tu hijo aún está aprendiendo a hablar, así que no será nada importante.

"¿Y quién dices que es ese amigo que va a venir a merendar?". Otra vez las dificultades, pero sigues sin darle importancia. Al momento llaman al timbre y abres. Un niño de la misma altura, edad y número de pie que tu hijo está ahí, delante tuyo, pronunciando todas y cada una de las palabras que necesita para saludarte. Cuando tu hijo se acerca a jugar con su amigo le vuelves a oír y empieza a crecerte una duda. Hay palabras que le siguen sin salir, otras que repite...¿tiene problemas? ¿está tartamudeando?http://sitededicas.uol.com.br/gifs/novos_gifs/crianca_rindo2.gif

Errores como creer que la tartamudez se hereda o que es algo que le pasa a los poco "espabilados" pueden hacer que no nos tomemos éste asunto con la importancia que tiene. Lo cierto es que la tartamudez le afecta a un 5% de los niños. La buena noticia es que luego se le pasa a 80 de cada 100. Pero para ello es muy importante comprender bien éste problema y ayudarle a superarlo.

Lo primero que hay que decir es que la tartamudez sucede así, sin más: no es hereditaria (aunque los hijos de tartamudos tengan algunas posibilidades más de serlo), y tampoco está relacionada con la inteligencia (los niños tartamudos son igual de listos que los demás). Para éste problema los médicos no han encontrado ni causa ni virus que lo produzca; pero sí que han descubierto cosas curiosas, como que esta dificultad le afecta más a los niños que a las niñas, aunque se sigue sin saber muy bien por qué.

Lo que sí se sabe son las medidas que podemos tomar para ayudar a nuestro hijo a superar sus problemas de habla.

La primera regla: a más preocupación lo único que conseguiremos es más problema. Como avisa un documento de la Fundación Española de la Tartamudez, "se empeora el tartamudeo cuando el niño tiene angustia". Lo peor que podemos hacer es enfadarnos o decirle que lo suyo es una mala costumbre. Ni siquiera es bueno contarle que eso es una enfermedad o que él puede que sea tartamudo.

Ante todo, fuera dramatismos. Debes controlarte para que cada vez que vaya a hablar no te pongas a mirarle como habla. Es mucho mejor que le mires a los ojos, que le escuches y le animes a contarte las cosas, sea como seahttp://www.appai.org.br/Jornal_Educar/jornal42/pisicopedagogia/gago.gif.

Hay que conseguir que cuando hable se le escuche con normalidad, con atención, y sobre todo, que a nadie se le vaya a ocurrir adivinar o completar las frases por él. Para ello, paciencia, dejar que diga las cosas como pueda. Tu obligación ahora es vigilar lo que le rodea para evitar gestos y comportamientos que puedan hacer que se sienta mal por tener éste problema. Si se desanima o se angustia la cosa puede pasar de un problema pasajero a algo más grave. Hazle entender a los demás que ahora hay algo más importante que las prisas, y es el que se sienta cómodo y seguro hablando. Solo así podrá ir superando sus dificultades. Si tienes otros hijos habla con ellos para que se comprometan a respetar éstas normas. No le deben interrumpir mientras habla, ni corregirle.

Quizás debas buscar también la complicidad de su profesor. Por ejemplo, algo que habría que evitar es el hacerle leer en voz alta delante de los demás. Coméntaselo. A lo mejor podéis llegar a un acuerdo si tu te comprometes a sentarte por las tardes a solas con tu hijo para hacerle leer.

Otro asunto son los "consejos de doble filo", que dependen mucho de nuestra actitud. Decirle por ejemplo que hable despacio, que respire antes de hablar, o que se piense bien lo que va a decir pueden funcionar, pero también pueden ser muy perjudiciales si con ellos tu hijo entiende que sus problemas de habla los tiene porque no hace bien lo que tu le dices, que es culpa suya. Habla con él y valora qué es lo que le conviene.

Tienes que ser positivo. No es un consejo que te damos solo por ti, como ya sabes, es importante que él no te note preocupado. Recuerda que el camino que los niños recorren entre el primer llanto y la verborrea agotadora está lleno de obstáculos y, aunque mirar a los demás niños de su edad sea una buena referencia, cada uno recorre ese camino a su ritmo. El que durante un tiempo no notes progresos en tu hijo no significa necesariamente que no vaya a superar éstos baches: el desarrollo de los niños no es continuo, va a saltos, también en esto pegan sus estirones. A lo mejor lo único que pasa es que ahora tu hijo está intentando hacer progresos en otra cosa y concentra en ello mucha energía. Piensa que ahora está viviendo una etapa en la que es mucho lo que aprende (hablar, correr, saltar, el tiempo, que hay pasado, y normas...). Aunque lo veas todo el día jugando, a veces a él también se le amontonan los asuntos pendientes.

De todas formas si estás intranquilo, lo mejor es que vayáis a un especialista. El logopeda puede ayudarle a pronunciar esas palabras que siempre le cuestan, si ese es el problema. Pero si lo que le pasa es que se pone nervioso o no se siente capaz, la mejor ayuda la encontraréis en un psicólogo infantil.

Autor: Ramón Muñiz Abad

Tag(s) : #SALUD