Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog

Editar

El irresistible hechizo del Carmenère

 

 

El Carmenére  es una historia interesante porque este vino delicioso estaba desaparecido y por casualidad  encontraron cepas de este vino en chile , gracias a este descubrimiento hoy en suramerica podemos apreciarlo .

betocammpos

articulo

fuente

http://www.vinoschilenos.cl/carmenere.htm

 

 

A la vista el Carmenère es de un rojo violáceo intenso; en boca es de una suavidad extrema, casi aterciopelada y, en nariz, tiene frutas rojas como de cerezas y un leve toque vegetal,
como de cilantro o pimiento.  Que ese toque vegetal sea eso, un toque y no una presencia abrumadora, hace la diferencia entre un gran Carmenère y uno del montón.

Por sus características, el Carmenère terminó por convencer a los productores y logró hacerse escuchar cuando estaba confundido entre las plantaciones de Merlot.  Estamos hablando de que a fines de 1994 no se conocía ni la palabra y hoy existen más de 50 etiquetas de esta variedad en el país.

La tarde del 6 de noviembre de 1994 sería testigo de un hecho fortuito que con los años cambiaría el paisaje vitivínicola chileno.  Ese  día,   al empelógrafo francés J.M. Boursiquot, acompañado del enólogo chileno Philippo Pszczolkowski, recorría la Viña del Carmen, en Alto Jahuel.  Dateado por un colega francés, Boursiquot, experto en la descripción de las distintas variedades de la vid, quería comprobar en terreno el error de identificación que un coterráneo le había mencionado:  “Los chilenos llaman Merlot al Cabernet Franc”, le había comentado.

Meticuloso, Boursiquot tomó entre sus manos los tallos e hizo foco con sus lentes:  “Esto no es Merlot ni Cabernet Franc.  Esto es Carmenère”,   dijo, con el mismo tono que un carnicero hubiera usado para decir esto no es posta, es filete.  La variedad no figuraba en los registros de Philippo  Pszczolkowski.  Que lo que llamaban Merlot fuera realmente Carmenère podía ser bueno o malo.  Malo si era posta, bueno si era filete.

Ese día Pszczolkowski volvió tarde a su oficina en la Universidad Católica.  Revisó su bibliografía y no encontró nada.  Desenterró entonces la Ampelografía de P. Viala y V. Vermorel, de 1901.  Sus ojos se fueron abriendo en la medida que leía.  “Carmenère:  cepaje poco extendido del Medoc Francés, que da un vino extraordinariamente potente, aterciopelado y de gran color. Lecturas posteriores le informaron que la variedad junto al Cabernet Sauvignon, el Merlot y el Petit Verdot, habían sido las responsables del prestigio del Medoc francés, cuna de los grandes tintos del mundo.  La aparición de la filoxera, un insecto que asoló los viñedos europeos a fines del siglo XIX, sumado a su complejísimo cultivo, la habían hecho desaparecer.

Al saber de su novedad y escasez, recordó la vieja crítica de los extranjeros a los vinos chilenos:  excelentes, pero poco novedosos.  La cepa podía dar a Chile lo que hasta entonces no tenía:  diferenciación.  Si Argentina era famosa por su Malbec y Australia por el Syrah, Chile podía hacer otro tanto con el Carmenère.  Sin buscarlo, el profesor tenía una bomba en las manos.  Que todas las hectáreas de Merlot que había en Chile a la fecha, de un día para otro se transformaran en una cepa desconocida, podía traer graves consecuencias para las exportaciones del rubro.   El teléfono de Pszczolkowski no dejó de sonar esos días.  Algunos productores, preocupados, le aconsejaron bajarle el perfil al tema.  En 1995, la viña Carmen resultó finalista en Canadá con un Carmenère embotellado como Grand Vidure.  El profesor de la UC, jurado del certamen, ante la curiosidad de la prensa extranjera por este “nuevo” vino, no lo pensó dos veces:  “Nosotros en Chile estamos trabajando para recuperar esta variedad y devolverla al mundo”.   La bola había empezado a correr y ya nadie la detendría.  Un año después, el SAG incorpora la cepa a sus registros,  la Viña Santa Inés la embotella como tal y a fines del siguiente, en un congreso, un importante personero de la industria admite la confusión Merlot/Carmenère,  y la necesidad de rescatar esta última.  El resto de la historia.  Bueno, el resto todavía no termina de escribirse.

El café anaranjado de sus hojas lo distingue del Merlot, que las tiene blancas.
Tag(s) : #vinos