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Una prohibición del velo islámico integral en lugares públicos de Francia comenzó a regir desde este lunes, con señales de que la ley que defiende el presidente Nicolas Sarkozy vive su prueba crucial en la práctica.

La veda a prendas como la burka y el niqab se extiende a las calles, centros comerciales, parques y oficinas o servicios públicos franceses, con posibles multas equivalentes a US$217 para quienes la quiebren.

Este mismo lunes, la policía disolvió una manifestación contra la veda frente a la catedral de Notre Dame, en París, y detuvo a varias personas, incluidas algunas mujeres que tenían sus rostros cubiertos por velos.

Un responsable policial negó que los arrestos hayan estado relacionados con la prohibición del velo islámico y dijo que se debieron a la falta de permiso para realizar la protesta.

La ley ya había sido desafiada temprano en la mañana cuando una mujer salió a las calles de la ciudad sureña de Aviñón y tomó un tren rumbo a París cubriendo su rostro con un niqab, que dice usar desde hace 13 años.

Un sindicato policial advirtió este lunes que "la ley va a ser infinitamente difícil de aplicar".

El secretario general adjunto del sindicato francés de comisarios de policía, Manuel Roux, le dijo a la estación de radio France Inter que la simple intervención de policías que se crucen con una mujer vistiendo el velo integral podría derivar en problemas con ellas o con los hombres que estén a su lado, que "por lo general son muy orgullosos".

“Ultimo recurso”

Es la primera vez que un país europeo pone en práctica una prohibición como ésta, después de un largo debate en torno a la conveniencia de legislar sobre una prenda que en Francia usan sólo unas 1.900 mujeres, a pesar de ser el país que aloja a la mayor población musulmana de Europa, estimada en cinco millones.

"Esta ley es un atentado a mis derechos europeos. Es decir, a mi libertad de movimiento, a mi libertad religiosa"

Kenza Dridier, musulmana francesa

Impulsada por el gobierno, la ley fue aprobada en septiembre por una amplia mayoría de los legisladores franceses.

Al defender la iniciativa, Sarkozy había argumentado que el velo integral atenta contra "la dignidad de la mujer" porque la priva de identidad y la separa de la vida social.

La ley, que evita hablar de prendas o religiones específicas y en cambio alude a la cobertura del rostro en sitios públicos, tiene un importante apoyo popular, según encuestas.

Pero los críticos advierten sobre el riesgo de estigmatizar a los musulmanes y acusan al presidente de utilizar el tema con fines electorales, para captar votos de la extrema derecha.

Las sanciones más severas previstas son para los hombres que obliguen a mujeres a cubrir su rostro, con penas de hasta un año de cárcel y multas de hasta US$43.300.

En el caso de las mujeres que sean halladas vistiendo el velo islámico, además de las sanciones monetarias, está previsto que puedan ser obligadas a tomar clases de ciudadanía.

Sin embargo, la policía no está autorizada a retirar el velo de la persona que encuentre quebrantando la ley.

Una directiva del ministerio francés del Interior advirtió, el 31 de marzo, que quien se niegue a descubrir su rostro en un control de identidad podría ser conducido a un centro policial para verificar su nombre.

El texto advirtió a los policías que esto debería ser un "último recurso" y que se le deberá dar prioridad a la persuasión en cualquier procedimiento.

“Atentado”

El sábado, la policía había detenido en París a 59 participantes de otra manifestación contra la veda, incluida una veintena que vestían el velo integral.

Rachid Nekkaz, un empresario que organizó la protesta de este lunes, anunció que creará un fondo para financiar las multas que reciban mujeres con velo integral, mediante la venta de un inmueble de su propiedad.

La mujer que viajó este lunes por la mañana desde Aviñón hasta París con un velo, Kenza Dridier, desde hace un tiempo se ha convertido en un símbolo de quienes visten el velo islámico.

Dridier, de 32 años y nacida en Francia de padres marroquíes, dijo que si es sancionada está dispuesta a recurrir ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

"Esta ley es un atentado a mis derechos europeos. Es decir, a mi libertad de movimiento, a mi libertad religiosa", le dijo a la prensa Dridier, madre de cuatro hijos.

Su marido, Allal Dridier, indicó que Kenza viste el niqab desde hace 13 años sin causar controversia y que la nueva prohibición podría llevarla a permanecer encerrada en su casa para evitar descubrir su rostro en público.

bbcmundo

Tag(s) : #Internacional