BICENTENARIO !!ARGENTINA FRACASÒ¡¡
Es más que difícil entender cómo en un territorio apenas menor que el de la India (donde viven 1095 millones de personas) actualmente habitan solo 40 millones y, de ellos, 12 millones se encuentran en estado de pobreza y 4 millones en la indigencia. Agréguese a lo dicho nuestra riqueza mineral, nuestro litoral marítimo, la fértil Pampa húmeda, el viejo orgullo de ser el “granero del mundo” y la ausencia de diferencias raciales y religiosas -solo por nombrar alguna de nuestras virtudes- y se comprenderá qué menudo esfuerzo intelectual se debe realizar en el exterior para entender el incumplimiento de nuestro anunciado destino.
Tampoco nosotros comprendemos por qué, año a año, desde cualquier signo político, intentan convencernos de que estamos a las puertas de ese porvenir deslumbrante, de ese vaso “casi lleno” que por fin derramará en una sociedad, ya descreída, pero aún anhelante de un futuro mejor para sus hijos. Es muy complejo explicar este fenómeno inverso al sentido común y, si bien los números muchas veces aburren, son infalibles en su verdad y no esconden intencionalidad política de ningún tipo. Revisemos un poco en ellos nuestra historia.
Pensemos en la Argentina del Centenario. En 1910 el producto bruto interno (PBI) de nuestro país representaba el 50% del producto total de América Latina y era dos veces mayor que el de Brasil. Si tomamos el parámetro de la inversión extranjera per cápita y analizamos la afluencia de capitales británicos y norteamericanos a la región, notamos que en 1913 el promedio fue de 235 dólares por habitante en la Argentina, de 98 dólares en Chile y de 70 en Brasil. En pleno auge de la Ley 1420, la Argentina apostaba fuertemente al sistema educativo: el analfabetismo se había reducido del 56% en 1895 al 36% en el año del Centenario, un mejor índice que el que exhibían ese mismo año España (52%) e Italia (39%).
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